Los pulmones están situados dentro del tórax, protegidos por las costillas, y a ambos lados del corazón. Son huecos y están cubiertos por una doble membrana lubricada llamada pleura (que evita que los pulmones rocen directamente con la pared interna de la caja torácica). Están separados el uno del otro por el mediastino. Debajo de ellos, se encuentra el diafragma que separa la cavidad torácica de la cavidad abdominal.
Los pulmones, derecho e izquierdo, no son iguales. El pulmón derecho es de mayor tamaño que el izquierdo (debido al espacio que ocupa el corazón). Los pulmones se dividen en lóbulos, el derecho en tres: lóbulo superior, medio e inferior y el izquierdo en dos: superior e inferior.
Vistos de fuera, los pulmones son rosados y algo blandos, como una esponja. ¡Pero el interior contiene lo realmente importante de los pulmones! Al final de la tráquea, hay dos grandes conductos llamados bronquios primarios. Uno se dirige hacia la izquierda y entra en el pulmón izquierdo, mientras que el otro se dirige hacia la derecha y entra al pulmón derecho. Cada bronquio primario se ramifica en otros conductos o bronquios, que van haciéndose cada vez más pequeños como si fueran las ramas de un gran árbol. Los conductos más pequeños se llaman bronquiolos y hay unos 30.000 en cada pulmón. Cada bronquiolo tiene aproximadamente el mismo grosor que un cabello.
Al final de cada bronquiolo hay un área especial que lleva a unos grupos de sacos de aire muy pequeños llamados alvéolos. Hay unos 600 millones de alvéolos en tus pulmones y si los pusieras todos juntos, cubrirían una pista de tenis completa. ¡Son muchos alvéolos! Cada alvéolo está cubierto por una especie de malla de vasos sanguíneos muy pequeños, llamados capilares. Estos capilares son tan pequeños que las células sanguíneas necesitan ponerse en fila para poder atravesarlos.
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